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Insights

March 29, 2018

Balance trabajo familia… sólo un mito

No existe tal cosa como el balance trabajo-familia, así como tampoco existe un cofre con monedas de oro al final del arcoíris. Es sólo un mito, y buscarlo día a día sólo contribuye a generar sentimientos de insatisfacción, fracaso y culpa.

Así es… creo que es importante que dejemos de engañarnos a nosotros mismos pensando que esta es una meta que podemos alcanzar, que debemos buscar constantemente y que es algo que otros (empleador, gobierno, familia, amigos, etc.) pueden o deben definir y construir por nosotros.

Cada vez es más difícil encontrarse con personas que no estén exhaustas por sus constantes demandas laborales y familiares y que no se sientan frustradas porque no tienen tiempo para hacer todo lo que les gustaría.

Como describe Nigel Marsh (autor de Fat, Forty and Fired, entre otros libros) en una de sus charlas: “El mundo está lleno de personas que trabajan largas horas en trabajos que odian, para comprar cosas que no necesitan e impresionar a personas que no quieren”.

El problema es profundo!!… pero es individual… pues no tiene que ver con la economía de mercado en la que vivimos, ni con la configuración de las empresas en las que trabajamos, ni con el empleo que elegimos, ni con la estructura familiar que construimos. La realidad es que tenemos que rendir en el trabajo que tenemos, tenemos que proveer para nuestra familia, tenemos que educar y jugar con nuestros hijos, tenemos que interactuar con nuestra familia y amigos, tenemos que hacer ejercicio y pasarlo bien, entre un sinnúmero de otras cosas (uff… ya me agote!).

Pero esa es la realidad, nuestra realidad!… y si bien muchas cosas pueden hacerse a nivel gobierno, empresa y núcleo familiar para mejorar la calidad de nuestra vida tanto en el trabajo como en nuestro hogar, la sensación de insatisfacción y frustración persistirá en la medida que nosotros, individualmente, no nos hagamos cargo de la forma (el sentimiento, la mentalidad, el espíritu) con la que decidimos enfrentar la realidad que elegimos.

No importa cuantas iniciativas pro-balance se implementen en la empresa donde trabajamos, ni cuantas leyes se aprueben en esta materia. Es nuestra responsabilidad individual enfrentar la realidad, tomar decisiones y sentirnos serenos y tranquilos con los resultados.

¡Enfrentemos la realidad!

Seamos realistas… el día sólo tiene 24 horas, de las cuales en términos gruesos destinamos 8 para dormir, 2 para alimentarnos, 2 en tiempos de transporte y 8 a trabajar, lo que nos deja solamente 4 horas (en el mejor de los casos) para destinarlas a los otros ámbitos que componen nuestra vida (familia, amigos, estudios, deporte, ocio, etc…).

¿Cómo aspiramos a equilibrar el tiempo que le dedicamos a todos estos elementos, cuando claramente hay cosas que no podemos hacer fácilmente como renunciar a nuestro trabajo o despedir a nuestros hijos?

Creo que nos falta entender lo que realmente significa balance (que no es igual a equilibrio). Y la definición de Dan Thurman (escritor y coach organizacional) refleja muy bien mi visión sobre lo que de verdad significa balance trabajo – familia et al.

“Balance es un proceso de constantes ajustes, decisiones y correcciones que responden a oportunidades y desafíos” (Dan Thurman)

No podemos pretender que nuestra vida sea una constante y que exista un equilibrio entre el tiempo que le dedicamos a todos nuestros ámbitos, siempre. Eso es simplemente imposible… Hay momentos en que alguno de los elementos tomará relevancia por sobre los otros, por ejemplo, con la maternidad/paternidad, o cuando estamos empezando un nuevo desafío laboral. Tenemos que ser capaces de aceptar que nuestra vida tiene estos cambios y tenemos que poder asumirlos de forma natural y serena…

Pero la única forma de lograrlo, es ampliando el horizonte de análisis. Puede que hoy tengamos que enfocarnos más en nuestro trabajo… Eso no quiere decir que no tengamos balance, sólo quiere decir… que hoy tenemos que enfocarnos más en nuestro trabajo, por la razón que sea. Lo importante es tener presente y plantearse objetivos en todos los ámbitos de nuestra vida para tratar de alcanzarlos y darles el foco que requieran cuando lo requieran (eso es balance).

Lo que me lleva al segundo punto.

“It’s all about choices and trade-offs”

Dado que el tiempo es un recurso escaso y finito, no tenemos más alternativa que tomar decisiones sobre a qué ámbito de nuestra vida le dedicaremos cuánto tiempo durante qué periodo, y entender que el sólo hecho de decidir dedicarle tiempo a un ámbito necesariamente quiere decir que no podremos dedicarle ese mismo tiempo en ese mismo momento a otro ámbito. Necesitamos priorizar…

Pero la única forma de poder priorizar y sentirnos a gusto con la decisión es si tenemos claro cuál es el objetivo que tenemos para cada ámbito de nuestra vida y en qué espacio de tiempo. Si yo pretendo correr la maratón de Santiago este año, tengo que tener claro que mi vida social sufrirá bastante durante los meses de entrenamiento. Si decido tomarme un año sabático para viajar, tengo que tener claro que le estaré poniendo pausa a mi desarrollo profesional.

Y nadie más que nosotros puede tomar esa decisión.

Pues tomar decisiones, hacer “trade-offs”, tiene un costo que debemos estar dispuestos a asumir. Y qué costo estamos dispuestos a asumir en qué minuto de nuestra vida, es un tema absolutamente personal, que ninguna iniciativa pro-flexibilidad resolverá por nosotros.

La empresa donde trabajas puede ser súper empática contigo y entender que no podrás estar para el happy hour con tus pares porque debes asistir a la ceremonia de fin de año de tu hijo en el colegio. Pero tú no puedes esperar que la conversación, dinámica y cercanía que se dió entre los que asistieron al happy hour se repita cuando tú puedas estar. Tu simplemente no estuviste…

Y esto me lleva a mi último punto y el más importante de este artículo…

¡Busca tu propia definición de éxito y abrázala!

Recuerdo que hace varios años, al poco tiempo de tener a mi primera hija, participé de un encuentro latinoamericano de todas las mujeres consultoras de la firma en la que trabajaba. Teníamos una primera socia mujer electa y claramente necesitábamos escucharla.

Recuerdo que ante la pregunta que alguien le hizo, sobre como lo hacía para equilibrar su trabajo (tan demandante en horas y viajes) con su familia (marido y 2 niñitas pequeñas), ella respondió:

  • “Primero que todo tengo una red de apoyo muy sólida, lo que me permite ausentarme con la tranquilidad de saber que mis hijas están muy bien cuidadas”. ¿Lo que yo interpreté?… Ok, ella no está.
  • “Y segundo, si alguna vez pasa algún pequeño accidente con alguna de mis hijas y yo no estoy… no me importa”. ¿Mi reacción?… primero shock y después absoluta claridad mental. La mujer era sabia, pues entendía que para poder ser exitosa en el ámbito en el que decidió poner su foco en ese momento de su vida (su trabajo), no podía sentir culpa alguna por no dedicarle tiempo en ese momento a los otros ámbitos de su vida…

Esto me permitió entender que el objetivo último no es alcanzar una definición específica de balance, sino lograr un estado de serenidad y tranquilidad respecto a la decisión que tomamos, al “trade-off” que hacemos. Yo quería estar y quería que cada pequeño accidente me importara… y por eso decidí renunciar y reinventar mi definición de éxito profesional mientras me enfocaba en lo que en ese momento me causaba felicidad… estar con mis hijos.

Y este es el mensaje que quiero dejarles.

Dejemos de sufrir!!! miremos nuestra vida desde una perspectiva más amplia, aceptemos todos los ámbitos que la componen, construyamos nuestra propia definición de éxito (sea la que sea) y abracémosla con cariño y con pasión, aceptemos la realidad, tomemos decisiones con valentía y por sobre todo… vivamos con serenidad y tranquilidad… sin culpa.

No busquemos equilibrar lo “inequilibrable”, no nos exijamos tanto ni nos castiguemos por las decisiones que tomamos. Preocupémonos de establecer objetivos claros para cada uno de nuestros ámbitos (el viaje de fin de año con la familia, el año sabático, la maratón, el cambio de casa, la expansión internacional de mi empresa, etc.) ampliando nuestro horizonte, priorizando….

Al final del día el equilibrio no existe… lo único que existe es el sentimiento con el que cada uno de nosotros toma sus decisiones y realiza sus propios trade-offs al momento de navegar entre múltiples ámbitos. Y ese es un ejercicio absolutamente personal…